(a CÓMO MEDITAR, de Pema Chödrön, p. 14)
La segunda cualidad que generamos en la meditación, similar a la solidez, es la visión clara, a veces denominada conciencia clara. A través de la meditación adquirimos la habilidad de liberarnos cuando nos vemos a nosotros mismos en una situación, endurecidos ante determinadas circunstancias o personas, cerrados a la vida. Comenzamos a ver el principio de una cadena neurótica de reacciones que limita nuestra habilidad para experimentar alegría o conectar con los demás. Pensarás que, por el hecho de estar sentados en meditación, tan tranquilos i quietos, concentrándonos en la respiración, no vamos a notar demasiadas cosas. Pero en realidad ocurre lo contrario. A desarrollar esa solidez, al aprender en estar en meditación, le abrimos paso a una claridad imparcial, que no juzga, que se limita a observar. Los pensamientos y las emociones llegan, y los podemos ver cada vez más claramente.
En la meditación te vas acercando y entendiéndote cada vez más a ti mismo. Empiezas a ver con claridad, sin ningún análisis conceptual, porque con la práctica frecuente eres consciente de lo que siempre estás haciendo una y otra vez.
Ves que no haces más que poner en tu mente el mismo programa de siempre. Puede que cambies de pareja o de jefe, pero los temas son bastante repetitivos. La meditación nos ayuda a vernos claramente a nosotros mismos y los patrones habituales que nos limitan nuestras vidas. Gracias a ella, empiezas a ver tus opiniones y tus juicios claramente. Te hace consciente de tus mecanismos de defensa. La meditación profundiza la comprensión que tienes de ti mismo.
PREGUNTAS
- ¿Qué es para ti La conciencia clara?
- Solemos funcionar o reaccionar con los mismos patrones de conducta; mantenemos siempre los mismos mecanismos de defensa. ¿Alguna vez has sido consciente de ello? ¿crees que nos limita para tener una mentalidad ecuánime ante la vida?
- ¿La meditación te ha ayudado en este aspecto?
- ¿Recuerdas alguna cita del nuevo testamento que haga referencia con el desarrollo de esta conciencia clara?
No juzguéis, y no seréis juzgados; no condeneis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. (Lucas 6:37)